Ya no me pongo triste porque no te veo, ni lloro a solas recluido en mi silencio. Ya no me causas depresión porque no has vuelto, no queda nada, murieron mis sentimientos. No me marché yo fuiste tu quien se fue lejos, no me perdíste fuiste tu quien dejó el lecho. No comprendiste bien que el tiempo es duradero; y que los sueños que se cumplen, son eternos. Y no imagines que mañana ya habré vuelto, pues a otra vida mi existencia hoy le encomiendo. A un sano amor con libre cuerpo y bello pecho, a un corazón que late fuerte si nos vemos.
En un rincón dejé lo oscuro y que no acepto, mi decisión fuiste también quien forzó a extremos. Fue duro hacerlo pero es cierto, me respeto; y conseguirlo no fue el fin, pero ya llego. Yo soy entero a condición que sin complejos, quien diga quiero asuma el puedo y de completos, sus sentimientos, su presencia y sus consejos. Sin medios tiempos, sin conflictos, ni veremos. Con la ilusión trazada ardiendo a pelo en pecho, sin argumentos vergonzosos, ni odio enfermo. Con la razón que dan los ojos bien abiertos, para crecernos al momento y tocar cielo.
Para saldar lo que exigimos insumisos, por no callar, para decir por qué sufrimos. Para aplicar lo que creímos siendo niños, porque el cariño que no es digno, no es bonito. Porque lo lindo es vivir viejos el destino, andando a dos y proyectando los caminos. Atesorando años de cruz y regocijo, hasta que a toz calado a gritos se oiga un muero. Para explicar que en fin ya nada nos debemos, vuelvo al altar, poso una rosa y dejo un beso. Por no jurar porque más vale un lazo nuevo, voy a cantar y a emborracharme lo deseo.
Abur tormentos ya delante veo lejos, no auguro vientos, truenos, rezos, ni lamentos. Tranquilidad vino por mi y me trajo el cetro, del ser que soy y de la vida que merezco; y en el cimiento de mi albor plantó un bolero. Te quedarás entre las cosas que no miento, pues mi intelecto no confunde ni durmiendo. No habrá más yo que se moleste echando menos, ni tu con miedos escondida entre mis versos. No habrás más dos, ni voz, ni sumas, ni tableros. Te quedarás donde quisiste prometiendo, con tus mareos.
– En tus mazmorras sola a solas y sin fueros, avergonzada y sin sanar tu desespero, ya resignada y sin más sol que alumbre el pueblo, sin mi y sin sueños, con techo y feo…
Monta un vídeo y te verás envejeciendo, con tus secretos, ya calmada, anocheciendo. Sin más aliento que entre piernas con tus dedos, o quizás otros vengan a botar deshechos, en tus ovarios impregnados de veneno. Los mismos que me diste a mi sin hablar serio, con tus te quieros traicioneros y mal genio, pues en concreto no eres más que el sedimento, que entre ranuras eyacula morbo en celos. Para explicar que en fin ya nada nos debemos, vuelvo al altar, poso una rosa y dejo un beso.
- Y ahora te dejo y me despido sin más ruedos, el recreo tuyo se lo doy a este amor nuevo, al que a mi lado aquí sentada lee estos versos, que son sinceros, como te he expuesto…
– ¡Te deseo bello, te lego el peso y me llevo el quiero pues yo puedo; y el hasta luego te lo ofrezco sin misterios!
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