Quisiera comprarte un anillo para ponerlo en tu dedo; y que lo portes luciendolo, más por mio que por bello. Para que tu mano toque el cielo cuando lo aceptes sonriendo, dada a la fuerza salvaje, del dulce y puro amor nuestro. Que te desborden recuerdos y te lleven a otros tiempos, vuelta al pasado en riposta, Reina y Señora del verso, musa de ocultos deseos. Frente a frente a un nuevo encuentro, vestida con blanco velo. Los dos durmiendo y despiertos, nuestra realidad viviendo sin complejos. Locos y juntos queriéndonos, cuidándonos porque nos tenemos.
Quisiera comprarte un anillo, hecho en metal homogéneo, para cumplir el decreto, de tu y yo ser uno mismo. Quisiera comprarte un anillo, que nunca olvides ponerlo y que no quite tu dedo. Y que no lo portes por lindo, pero porque sea de oro mio, del macizo que concreto en mi repujado pecho. Que es lo mejor y más bueno; y da valor infinito, cual la fruta del olivo. Que tus ojos sean testigos de las estampa que hoy te pinto, por si te vuelve el recuerdo, que al pensar ya seamos viejos. Quisiera comprarte el anillo que mi orfebre haya creado a tu modelo, a puño y pico.
Quisiera comprarte un anillo y que salgamos corriendo hacia la plaza del pueblo, donde los brazos abiertos fuerte nos abrazamos, hasta que farolas de incienso se enciendan alrededor nuestro, mientras con ojos ardientes nos besemos. Y que la gente venga vernos satisfechos, sin que en verdad los llamemos. Solo oyéndonos fundidos en ritos y rezos, quemando al sol poros feos. Gritando que nos tenemos y que no hay dos como el nuestro, pues las demás tienen el de ellos en sus dedos. Quisiera comprarte un anillo que no tenga precio, ni vuelto, para no pagar lo hecho.
― ¡Y que nuestro amor sea eterno, sin caprichos de ricos, ni dinero!
Tony Cantero Suárez – El Idílico Existencialista – Los Susurros de Cantero – © Copyright 2015
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