jueves, 26 de febrero de 2015

La sinfonía del sueño.

EL BAJISTA by Vincent Tessier
 Dada al dulzor de una orquesta se desliza la cabeza ensimismada sobre la blanca y fría almohada, se imagina dando palmadas aplaudiendo a profusión una excelsa camerata. Los instrumentos de marras tocan suaves melodías que relajan. Con su varita encantada un Duende incita a violines y suenan flautas mezcladas con laudes y maracas. Las notas bajas y altas se acuerdan cueles guitarras sin necesidad de rasgarlas. Un arpa dulce balada la paz por todas las plazas, una corneta relanza pensamientos que recalan, pasa en silencio una Dama, pero su rostro le escapa cual maravilla semántica. Sigue tras ella y la sabana le va quitando en su cama; y se resigna soñándola.
- Y al tiempo que la luz apaga, se escucha el clic de la lampara; y oscurece hasta mañana…
 Repican ruegos de karma y un coro canta “A la amada”, la sinfonía más famosa de la Escala, escrita para noches largas donde los ronquidos hablan cuales nítidas metáforas. Las que describen la gracia lujuriosa y extasiada, de Diva sobre un balcón colgada cual hiedra que florece placida, escuchando serenatas excitada. Media vestida y descalza, marchando por una playa. Sigue tras ella y la alcanza pero no logra ver su cara, pues se le esfuma el fantasma cual promesa al olvidarla. Vela profundo buscándola y detrás del limbo llorada, ve  una verruga de lagrima. La pellizca y no le sangra, pues la intimidad y la magia alzan el tono y reparan; y en la absurda madrugada la idolatra.
LA CONTRABAJISTA by Vincent Tessier
 Y la estrada se levanta con platillos dando gracias al tenor que cual Morfeo evoca ganas y con su vilo las caza. Y el coro canta “A la amada”, aunque esta no lo escuche porque duerme en otra casa;  y la pieza reposada solo la exaltará la lampara, a la hora justa del alba. Cuando despierte buscándola  y a solas hable a sus anchas, a la que pone su mascara, cuando el le pide quitársela. Si ensoñaciones contaran, para dormir las jirafas, harían falta almohadas altas que a sus oídos llegaran. Y no silbidos de plagia que cuales ruidos de águila, hipnoticen sus carnadas contemplándolas, mientras acechan con garras. Y es que la alegoría del ceño lega al clamor sus consejos, susurrando con frases, caras.
La Diva y el violoncelo by Vincent Tessier
― Pues al llegar la mañana, si el canto no manchó las sabanas es porque no tocó entrañas, ni hubo pasión en la cámara…; ¡y no hará falta lavarlas, porque el silencio no encanta ni a las lamparas!
– Aunque canten “A la amada”, la camerata del alma, dormitando entre quimeras deseándola.
Vincent Tessier

Dessin by Vincent Tessier Copyright © 2015
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