lunes, 9 de marzo de 2015

La escena servida de una cena.

Toiles de Vincent Tessier au Restaurant Brasserie de l'Ocean
 Alrededor de una mesa ancha como la de un reino de Hadas proletarias, a medias alta y rodeada de butacas hechas a mano y torneadas. Sin mantel, ni decorada y de la mitad hacia las laderas plana como llanuras galácticas. Y de adentro hacia las cimas incurvada entre rarezas y agua, ciudades, mitos, cañadas, las derivas de la banca, de los gobiernos que engañan y de la lacra mundana. Diseñada cual estrella de puntas largas con rayos tenues que desintegraban, pintada de blanco y espesa la madera de sus patas incurvadas, se reunieron porque así les dio la gana, los seres que por allí pasaban, a la hora de cargarla.
- Y nadie podía sujetarla, pues el peso ata la sabia; y la nada, no le da fuerza a quien le falta.
 Se vio pasar al Profeta, a Don Juan de dos cabezas, a la Condesa frenética, a un bonachón con trompeta, al chulo que acompaña tetas y las deja en pezonera. Al que trabaja en la imprenta, a Magdalena la seria, a una puta en cuarentena, a dos pobres, a un cometa, a un borracho de la acera. A quienes vieron la escena y renegaron de esta, al Dios de la verborrea, al que la jungla no apresa, a los esclavos que penan, a los ricos sin maneras y a una amnesica. A la viuda de las negras, a la blanca más coqueta, a la mulata rumbera y a la amarillenta anemia de un cretino sin fronteras, pues la portó la tierra entera si recuentan.
– E imaginen que estuvieron frente a ella…
 Y uno dijo, tú, ven, cuenta, mientras yo empujo esta escuela. Otro dijo, tú, candela, dale al barrio que más quieras si te tienta. Se escuchó decir no duelas, espera a que la espiga crezca. Déjame a mi yo soy Reina y llevo una espina acuesta, la sin corona es Cenicienta y se cree el cuento por piezas cual Doncella. ¿De donde sacan botellas si están cerradas las tiendas, que comerá el que más pueda? Busca una soga y la cuelgas que no será la primera, desarmemosla y llevemosnola. A quien le interesa otra estrella y menos hueca, si extinguieron las quimeras, de que nos sirve quererla, si la flor silvestre cubre carabelas.
– ¡Y hasta dijeron, amemosla, pues igual vale la pena!
- Hablaban de alguna hembra, para invitarla a otra fiesta a la Bohemia; y brindaban con cervezas, aceitunas y galletas, recordando damas ebrias ondulando sus caderas…
– Todos bajo la mesa, pues sobre ella había cera y entre candilejas piedras en conserva. Y quien quería moverla, sufrió un infarto en la puerta al ver la juerga; y derrumbó toda idea.
― Y al final no vieron fresas aunque hubieran, pues quien no porta su mesa, no va a cenas.
Página ÓLEO AL PONIENTE LOS VERSOS QUE QUIERO. en Xlibris

Picture Expo inside at Restaurant brasserie de l’ocean 

Vincent Tessier

Dessin by Vincent Tessier Copyright © 2015
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