martes, 23 de septiembre de 2014

- ¡Hay días que extrañan!

Los días sin nada
Hay días en que se pierde hasta la espada, la vista, la voz, la sangre y la esperanza. Las sensaciones del karma, la inteligencia y la táctica. Se deja ir luz y magia, consolaciones baratas y contradicciones trágicas. Se bota esperma sin sabanas y se estrangulan gargantas.
- Y por las calles y al alba, solo los perros nos ladran por la espalda; y la sociedad nos embarga hipnotizada.
Existen días que matan, que nadie ve lo que pasa pero quien sufre se arrastra sobre planchas. Sobre los charcos de lágrimas que por sus ojos derraman quienes ya no tienen nada, sin que alguien que los ame, traiga al fin los que les falta en una java.
Hay días así que dan nauseas, donde una corta palabra relaja ansias malsanas mal fundadas. Donde ni el dinero, ni la gloria, ni la sabia le hacen falta a quien trabaja vitaminando naranjas. Hay días sin sol, con frío y aguas, entre huestes, en prisión, o en la distancia.
Y hay días de fragua donde se funden las campanas que mañana sonarán cuando el sol salga. Hay días en que escucharán gritar canallas, desalojos, convulsiones y desgracias. Pues también hay días de rabia, sin ilusiones, sin armas y sin balas.
Y días hay sin paginas, si las librerías están cerradas y los periódicos faltan. Como faltan manos cálidas, si las plumas sin más tinta rasgan cual sal de metralla las guitaras destrozadas. En esos días solo amor nos hace falta, compresión por dignidad y alguna casa.
- Pues hay días en que aclama hasta a la almohada…
— ¡Hay días que extrañan, si nos pasan¡

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