Del umbral de una leyenda brotaron raudas dos piernas, manos, torso, pies, cabezas. Los brazos y las maneras de un ser de luz de poemas. De uno de esos Poetas que cantan a mañanas nuevas, aunque el dolor por sus venas ande arando a piernas sueltas. Y se irguió con luz suprema, de albor sin páginas presas. Sin utopías y adepto a los sistemas, que no nos pasen la cuenta sin debérsela.
- Iluminate Poeta, en cada tema que entregas…
Iluminate Poeta y legale al mundo tus letras cargadas de rimas bellas. De amor sincero y sin penas, de góndolas llenas de fresas donde naveguen hacia Venecia, la paz, la salud, las fiestas y las brillantes escenas que el universo profesa. Iluminate Poeta y si hacen cera, enciende velas proféticas y humeando corre con ellas, hasta que de sus llamas destelle la flor de la hierba buena.
- ¡Iluminate Poeta en tus poemas!
Que no quede oscuridad ni en las tinieblas, que las bestias y las fieras se hagan leña. Que las bocas que se besen queden lelas. Que la tierra dando vueltas, vuelta esfera vuelva al tema. Que los Poetas de musas no adolezcan. Y que al ver tu luz se enciendan las estrellas, sobre praderas quiméricas, sobre las paginas negras que aún nos quedan; y tira las velas y arrialas hasta que el vientos te ceda.
- Y que se apaguen con ellas, las dolencias sobre candilejas.
— ¡Iluminate Poeta, que ni con candela se queman la consciencia y las ideas, pues la luz del alba llega tras madrugadas despiertas, soñando amor, de mecenas!
- ¡Iluminate Poeta hasta que las leyendas que cuentas se hagan ciertas!
— ¡Iluminate Poeta y vive en ellas!
— ¡Iluminate Poeta, como entre letras te esperan!
- ¡Iluminate Poeta hasta que las leyendas que cuentas se hagan ciertas!
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