Para cambiarle el destino a dos piedras en camino, solo hace falta que el mismo se bifurque sin sentidos. Que se divida en rumbos distintos cuales laderas de un río; y que cual buey, bien arando, se remueva el campo arido. Que en dos costados cortado oriente su medio abstracto con derroteros errados, hacia el norte, congelando desmembrado y suspirando. Que a los viajantes cansados les de la opción de sus pasos andando por separados. Que se oiga adiós desde lo alto y sobre la luna volando que el sol despeje callado, que se opaque el día y en lo oscuro quede el prado. Que atadas al suelo tronando se hagan polvo de desengaños; y que hechas tierra una mano, las lance a casa del diablo.
– Hasta que abril traiga a mayo y un aguacero nefasto las arrastre y vuelva mármol; y que el camino del cual hoy hablo, al borrarse pierda el rastro y haga olvidar que estallaron…
― ¡Pues nada queda cuando todo se ha acabado; y se rompe lo jurado sin honrarlo!
¿Quien no ha visto a un cuerpo sano ir enfermando, adelgazar mutilado y como piedra tirado hacerse fango? ¿De donde vienen los malos, los despiadados, los capos? ¿Por cual sendero apartado brota silvestre de un manto la espinosa flor del cactus? Cual polen de opio hecho de granos, aplastados antes de fumárselos en jarros. Terca ilusión la del bardo, al querer cantar como un gallo, sabiéndose desplumado. Loca la luz que trucaron se apaga brillando cual ceniza de cigarro, se sume al borde de un cántaro; y con el tiempo al fuego fatuo y al barro donde la enterraron. ¿Si nadie ama el pecado, por qué incubar el maltrato, las mentiras, los engaños y los germenes más áspero? – ¡Cuanto cuesta el traicionarnos!
– ¿Por qué sobornar a un santo si lo correcto es adorarlo? ¿E incluso cuando no creamos, cuando pagan lo vejado?
― ¡Porque destinos no tenemos tantos, como para seguir malgastandolos sin mimarlos!
Cuando una piedra tiramos se parte cuando cae de canto, pues no hay metales calcáreos, ni pasión si no forjamos. Y si el camino dejamos por razones sin cuidado, la torpeza nos invade al aceptarnos y nos volvemos pedazos mal picados, sin uranio. ¿De que sirve cautivar ensimismando, si no se asume con tacto? ¿A que hora llega el fallo? Para sentarme a esperarlo, sobre los ceborucos del camposanto. ¡Sin vergüenza no se es humano, solo polvo y viejos trapos! Y aquel que pobre llamamos, por limarnos y limpiarnos, o por meramente amarnos sin intereses calculados. Vuelto al camino hecho un faro se redime en muro alto, que repare la expresión y lo pensado, al final del trecho andado repujando.
– Y hecho roca tira al blanco y da en el grano; y su cantera al volcán resiste humeandolo.
– No estoy nada preguntando, solo reafirmo mis pasos para seguir avanzando…
― ¡Saldandolos, antes de que abril traiga a mayo!
Photographie Ariel Arias , Photographe cubain à Paris| SITIO WEB | http://www.ariaphotographe.com |
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