Del bando de los Manuales se trajeron pala y pico, un maletín, un rodillo, la lampara con su bombillo y un calzoncillo de Aladino, aún nuevo pero descocido. E hicieron este edificio y lo pintaron de amarillo, aquel de verde, el rojo vino y la mansión bajo los pinos que queda al lado del castillo. Laboraron sin cesar cuales molinos, sin descansar ni los domingos y ya ven, ninguno es rico y todos perdieron los tornillos, las alforjas y los cultivos. Cuando llegaron los políticos y se adjudicaron lo visto, sin decir esto no es mio.
– Derribando sus sacrificios hasta sumirlos, imponiendoles banderas, e himnos…
Los Mentales, pobrecitos, miren que pensar que es rico y renegarlo al unisono solo por pragmatismo. Aquí los vimos de listos, jugando ajedrez sólitos, metidos dentro de libros buscando verbos pasivos para frases de bolsillos rotos sin beneficios, por decadencias y ritos. Recopilando centímetros atrayendo del pasado la historia del infinito, que amaneció un día preciso, sin saber si era domingo. Los profesores nocivos, los artistas ilusivos y los poetas mal vistos, aquí los vimos, adorando pergaminos, hartos y depresivos, sin Olimpo.
– E igual se echaron al camino, cuando llegaron los políticos y apologizaron lo dicho…
También vimos a los Híbridos admitiendo convencidos ser más sabios por ser ricos, la casta de los objetivos que dominó por prestigio a rivales obsesivos y esclavizó hasta a Dios mismo. Reiterando hasta el delirio saber más que Einstein, vivos; y muertos más que los tímidos. Los inventores del tiro copiado desde un caño fino, los cínicos que por mentirnos se erigían en genios místicos y entre capitulo y capitulo, se reían sin ser vistos, engañándose para sentirse vivos. Olvidando que los políticos, no creen ni en ellos mismos.
– Por eso igual, con motivos, la ultima vez que los vimos, se marchaban escondidos…
Y nosotros, los únicos que resistimos, los sobrevivientes del sismo, vivimos porque comprendimos. No mirábamos a la izquierda si jardines y veredas simulaban un Edén donde secara la hierba, no movíamos ni una pieza si quienes hacen y piensan, aconsejaban la diestra, diciendo que el centro marea. No recogimos las piedras, no dimos látigo a hembras, ni hicimos nada por pena, ni olvidamos las maneras de recoger la cosecha antes de que esta pudriera. Y como ven, los profetas, siguen buscándole estrella a sus cometas.
– Y a los políticos que intentan controlar nuestras tareas los ahuyenta nuestra jerga, por eso hasta aquí no llegan a perturbarnos la siesta, pues la vida para creerla, hay que entenderla.
― ¡Por eso sacamos cuentas, mientras el sueño nos llega, porque sentamos cabezas…; y los políticos piensan, con estas sobre las carteleras, sin nada hacer por quienes representan…!
– Y hoy la ciudad está abierta y al puerto solo Soñadores llegan, pues su serenidad concentra y el alba se espera en la arena; y además, nadie gobierna, ni critica la vida ajena.
Dessin by Vincent Tessier Copyright © 2015
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