domingo, 21 de julio de 2013

¡Hasta que el amor le llegue…!

En las entrañas del bosque Manouchka by Emmanuel Peignelin for Tony Cantero Suárez

Por las entrañas del bosque me la encontraba extasiada,
por las mañanas bailaba y en las tardes de balada se iba
a ensayar locas danzas. Y donde nadie la molestara
contornaba su elegancia entre las plantas, hasta que la
madrugada pasara. Se perdía por la arboleda y entre
rocas bebía del suelo musgos gélidos, se escondía entre
cascadas y bajo el agua de un riachuelo se hacía lagrimas;
y a las hojas de un helecho susurraba, envuelta en gracia.
Vello a vello, poro a poro, su cuerpo entero y su alma de
Hada cándida; de dulzura vuelta ungüentos que relajan.
Y dominando la arboleda mágica que queda detrás de mi
casa, se hacía raíz de mujeres; y florecía en hembra clásica.
Corriendo por la guardarraya hasta que en diciembre se
hacia copos de nieve silvestre. Se humedecía como gotas
de chubasco que entre calores convienen, dando a sazón
sus encantos, en algún verano estéril. Y llovía al atardecer
en mayo y septiembre, encargándome mi semen. Onda
nostálgica mutaba en el recuerdo de sus sienes, dando
pasos transparentes al poniente. Y en primaveras, ya
verde, solía cantar, “como siempre”; ¡si me quieres…!
Baile en penumbras Manouchka by Emmanuel Peignelin for Tony Cantero Suárez
Hasta ayer cuando partió a otro bosque alegre, a rascar
su cuerpo imberbe sobre otra roca en pendiente, para así
fertilizar su especie y ver bullir su piel en fiebres; y sus
pétalos en mieles. Con su corola muriente, de amor sin
genes. Y a bailar hasta que el amor le llegue, porque el
mío, al parecer; parece que no le fue suficiente. Hasta ayer,
cuando vio el negro-azul del poniente oscureciendo; y pensó
que entre las sombras vivían duendes. ¡Transparentes!
Con carne de seres y con dedos de serpientes, que hasta
a la flauta enmudecen, floreciéndole; si se encienden.
- Hasta ayer pues no fui a verla en su deleite; ¡por deberes!
Y ojala que se derrita en melodías; y que también vuele a la
línea de la arritmia. Que le regalen noches de amor y cosas
lindas, que la viertan vuelta tinta iluminando una esquela al
mediodía. Que la tierra se consuma ante su vista de ojos
de fiera vencida; y que entre caricias perdida vuelva al día
vuelta ninfa, en una estrella furtiva. Y que entre besos gima
alto bocarriba, como letra hecha poesía, viva y lirica. Y que
baile bocabajo y hasta arriba; a la sombra en una equina.
Y que baje y que se explote en una escena sin firma; y que
sobre todo, que no le duela, si el amor no llega a ella…
¡Pues el no espera; para verla!
Picture courtesy of Manon Farge by Emmanuel Peignelin 

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