domingo, 18 de octubre de 2015

Las Milenarias Diluvianas.

La Horda de las Diluvianas
– De donde vuelva el mañana, ni duden ni busquen nada, pues el calendario no se atrasa si adelanta, pero escapense al ayer una mañana; y recordarán que un día tuvieron esperanza.
 Viajen sin rumbo al pasado, acostados, sentados, o tirados sobre una hamaca. Bajo un árbol, o en la terraza de la esquina de su casa. Y echenle alas al caldo, vean pecado enfatizado en una plancha y estiren vuestras piernas hartas de la rutina sin karma y de ratos de pasada. Aborden buques, floten en balsas, naveguen en lanchas, bajen de un carro en las nubes y monten a un tren en marcha que los lleve donde vaya para tirar la distancia.
– Y si en las puertas del sueño, en el punto donde caigan empapan porque nunca escampa…
– Habrán llegado en silencio a un más atrás donde las almas infinitas echas agua, solo redención reclaman; y descubrirán ensueños, la purísima visión escupida orgasmizandola.
– Y hasta hordas de Damas ávidas…
– Las que cuentan que rogando por mojarnos, no paran, la de Las Milenarias Diluvianas.
La vida baila
 Las que aspergen su fragancia con matices de alta gracia fluyendo de corazonadas, chorreando bulbos de plasma desde que amanece el alba hasta que en las tardes parten aún nubladas. Ellas rocían las plantas salpicando con sudor de sol de entrañas la galaxia, calientan las madrugadas orando por lluvias largas que confluyan con el alba en blancas sabanas. Para que los amantes de marras enfilen góndolas por las cañadas y en el Canal de Fajas, entre dos piernas elásticas, disfruten bajo cascadas mientras desnudos se bañan y ellas les narran estampas, hurgando en cielos que atrapan, ya voladas.
 En las tardes brincan, marchan, ondulando brindan mamas, regias ordeñan las vacas y su leche la regalan en establos y sabánas, despues de masturbarlas placidas. Salen de compras con ganas de al regresar ser besadas y ensalivadas por candidas para babearse catadas. Las más diestras locas bailan en avenidas y rampas, pues en su ciudad encantada, solo existe un guardaespalda. El puesto que se esperaban con dinero tener tantas y que les contratan las magas, ocupado de pasearlas. De a las vírgenes dar cara y de colmar las volcánicas cada vez que despidan clara, oleando por sus gargantas.
Se me va la vida
 Y la Nena legendaria, la inconmensurable capa de las majas, la que hasta la regla atrasa pues su reloj se relaja, me irguió hace un tiempo la espada para rendida de espalda, orinar toda una pagina. Hasta que desperté llamándola y al ver mi cama encharcada, al clímax le di las gracias, llorándola; y  esperando a que algún día vuelva a darmelas, pues quien ama, no se resigna a un mar de lagrima. Ni así sean Las Diluvianas, la horda de las milenarias Damas, que inundan al ser conquistadas. Pero que al despertar con su Arca levan ancla, hasta mañana, si volvemos a resucitarlas; y si no ajan la esperanza.
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