Ella se ha creído todo, la musa santa, la reina mala y hasta me ha dejado el codo loco, el coco roto y poco a poco, me lo ha encendido en un pozo. Ella me ha dado la nada en gelatina de magma, la lengua atada entre burbujas de champagne. Ella se ha entregado al gozo consolándose con mi foto, se me ha escapado en las nieves y me ha calentado el horno. Ella si le digo a otros, los ha olvidado en el fondo para emerger en mis hombros, toda embarrada de lodo, llena de dicha y fogosos, para bañarnos en fuego echando oro.
– ¡Ella me tiene y yo orondo, le doy mi nombre y la porto…!
Ella se ha creído todo, me ha mentido, me ha engañado y hasta encerrado en sus poros me ha vuelto agua de foso. Catacumba, mármol craso, hoya, velorio y camposanto. Me ha enterrado en un establo y en el calvario vendado, me ha llenado de flechazos y en los cielos de sus glorias me ha colgado. Revueltos, del lado abstracto, atados ambos los brazos dándome cual un látigo lengua y saliva en mis labios. Ella hasta silbando a un gallo, se ha enviciado con mis cantos y dado en masa que atrapo, sobre los tejados.
– ¡Ella ha faltado al Parnaso, pero en el Olimpo siempre ha estado…!
Ella se ha creído todo, la Conchinchina, la voz del morbo, la troglodita, la jeroglífica, la prenda sexy y la que más me aconseja. La generala pimienta, la libertina leyenda y la cometa. Se ha hasta creído la jefa de un batallón de sirenas que en mis profundidades reina y mi odisea. La que conmigo entrepiernas loca pujando cementa, la gelatina de miel y la cretina tristeza. La que me ama y me pide que la quiera cuando vuelva. Ella me sueña despierta y si la duermo se vuelve mi hechicera, la que me besa, mi hembra.
Ella me da ánimo y aliento, da pila y luz a mis años, me deja en nervios parado y por si no la encuentro a diario, al infinito se ha multiplicado y ahora la veo en mis cálculos, resurgiendo en resultados que he sumado. Ella es mi lira de pactos, mi pan, empeños y la amplitud de mis contactos al cuadrado. Y cuando hago, siempre es algo, ella es mi vida que he andado en cada acto. Y cuando parta en un rayo, ella se ira bocabajo a descansar sin complejos en mi recuerdo que hilvano, envestida de sonetos en armarios.
– ¡Pues ella se ha creído todo y siempre ha estado, hasta el hito, vuelta milagro!
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