jueves, 7 de marzo de 2013

Se me perdió bajo el agua…



Que inauditas las pesadillas que al despertar se recuerdan,
que cosas bellas no vistas en los buenos sueños se quedan,
que clase de prosa es esta, que delante de la belleza, les
habla de cosas feas. Que desilusión la ausencia cuando la
despedida llega; si a defecto la impaciencia muere de
dolor y aqueja, fundida entre penas cruentas…
 
Está tronando allá afuera, está lloviendo y hay niebla pero
aun la veo que se aleja; toda desnuda y espermica, con su
lengua que marea. Se ha puesto sus botas negras y su
vestido de piel de hembra, a tomado su paragua y salido
a ver el alba; y ya no creo que vuelva si es que el aguacero
escampa, ya yo no creo que me entienda…
 
Porque solo veo su espalda entre muros y ventanas,
porque sus lagrimas son tantas que han llenado la cañada;
y al otro lado no se pasa en balsa y aun menos en
alpargatas blancas. Sé que se ha marchado orgásmica y
embelesada, pero no creo que la vuelva a ver al alba; solo
si el milagro pasa a mi ventana entrevarada…  
 
Se fue desnuda y orgásmica, refriada y martirizada, su
mano izquierda en la espalda aprieta un riñón a su alma; y
en la distancia ella salta. Sus tacones pierden gracia y sus
ansias se derraman atormentadas: y yo la aseguro mojada
y enferma de sus ganas trágicas. Hirviente en leche de
baca y en chocolate caliente; ebria de amor pero harta.
 
Se me pierde en la distancia, veo que baja su paragua
disparado como bala, que sus cabellos se embarran de
la sombra de sus lagrimas amargas. La veo ondular boca
ancha como un grito en la madrugada; y veo que el alba
la aclama por su prestación romántica. Bajo mi mano
hasta mi pecho empujada; y mi corazón se escapa…
 
¡Se va detrás de su espalda; que se pierde bajo el agua!
 
 Pic. by Ariel Aris.

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