viernes, 23 de agosto de 2013

Alegre y breve.

Tony Cantero Suárez

Hoy vengo a hablarles de mí abstraído en quienes me leen,
a analizar en presente lo que el pasado me debe, a pagar
por quienes beben sin que me cueste el quererles; y a
invitarlos a entenderme ya que solo me cuento a veces y
no siempre. Hoy, porque en la fecha cae jueves y agosto
aventaja a diciembre en el calendario de mis nieves. Hoy
porque me siento verde y rejuvenecen mis sienes…
¡Hoy salí a pies a correrme hecho tinta y voces breves!
Pues me he dado cuenta que el germen resistente, brota
hasta de un cuerpo inerte que bajo hielos congele. Hoy
es el momento alegre, en que todo lo que creen puede
afirmarse sin verme. Preceptos, sinrazones y deberes y
objeciones y simplezas; si por mis arterias se sumergen
hasta mis profundidades rebeldes. Y a pan y vino, pan
y vino; y no el nombre de sus diferentes ingredientes.
Que a mí me costarán lo mismo; y a ustedes, el precio
de donde se encuentren, si hoy se antojan y lo pueden.
De labor he hecho mi historia, de puro amor impotente,
de duro adiós que se pierde, de soledad y de ayeres…
De fundamentos que no me estorban, de principios y
reveces. De victorias con mujeres y de musas que dan
gloria sobre las líneas y los puentes; y al amanecer nos
pervierten y se pierden. De caídas, de paradas, de
escapadas y de gente que me quiere y me defiende. De
pecho abierto a la patria, de espalda y de espadas y
floretes; y de amigos, que otrora vieron dolientes.
Pero nunca de puñaladas, ni de acciones indecentes;
de vientre, de dientes, de leche y de aguardiente…
De aventuras al poniente impertinente, de virtudes,
de defectos y de pieles. De riqueza bien gastada, de
blanca cal de metralla, de hojas de musgos perennes,
de coches y de compensarlas, con mis sonrisas de
duende. De las nostalgias más crueles y los olvidos
más tenues, de las miradas fervientes y las botadas al
césped del albergue; y de la retina infinita de mi lente.
Y de vida dada por sana, a quienes yo haya querido
dársela. Y no a quienes me esclavizaban sin quitármela
y me aguantaban frente a las pedradas. Es por eso que
hoy no me importa si aún hieden las huestes tiránicas;
yo vine a hablarles a ustedes que me entienden al
leerme. A soplarles lo que dictó mi consciencia sin los
detalles que cuenten, los menesteres de un ser valiente.
Y convendrán que fui breve; y que dije patria y alegre.
autosurf

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