martes, 28 de enero de 2014

Martí nunca hubiera sido comunista. (III, final)

 Martí respetaba y condenaba de antemano la traición coordinada y silente de los líderes, a lo que en fin de cuentas llamamos caudillismo. Pero lo que no creo es que seguiría un sistema de ejecuciones sumarias de los oponentes a sus ideas como el que tienen organizado los Castro. Al no ser que hubiera sido en caso de alta traición a la patria con motivos puestos en evidencia como negativos para el uso general. Ya que al contrario, él se deleitaba, desesperadamente espero, escuchando los intereses de cada bando y tendencia y luego le daba a cada cual su rol representativo. Para así mantener la unidad a capa y espada, bajo valores universales y no sobre el criterio de que al humano que se equivoque hay que plancharlo. Justamente porque todos solemos a todas luces equivocarnos; y el era imperfecto, entre los que más han podido serlo.
Y no le dio rango absoluto de patriota a ninguno de sus subordinados, hasta que no los supo comiendo del plato y fumando de la pipa de la coexistencia pacífica y a la escucha de su tropa, que era en definitivas cuentas quien ganaba las batallas. El veía al hombre en ente individual que forja las normas, pero sobre todo en pieza iniciática de un sistema de sentimientos oblicuos, convergentes y divergentes en todos los sentidos de las formas. Al cual hay que educar y pulir para que se sienta cada día libre, contribuyendo al bien social. Que siempre vio a este, a enemigos incluidos, cómo tipos solidarios y no cómo arquetipos simbólicos, por lo que nunca los desdeñó, ni dejó que lo hicieran. El forjó en nosotros criterios tales como la aceptación y el buen juicio. Por lo que no me explico como pudimos perderlo tan fácilmente, diciéndonos sus devotos.
No hablo de la condescendencia servil que el destetaba al máximo, pero si del razonamiento de que el orgullo y las diferencias pueden ser puestos de lado cuando se trata de defender una causa libertaria justa.
Esto sin dudas lo adquirió al leer la biblia, que igualmente me da poco gusto mencionar, justo porque no soy creyente, pero que menciono porque respeto a todo aquel que crea. Y porque aunque me dé lo mismo en lo que cada cual crea, lo único que les pido es que sean coherentes, solidarios y justos. Y no me importa ni me interesan los rituales en que cada quien se meta, siempre que no nuble con sus oscurantismos y ritos la parte del panorama social libre de no creer. Bueno en fin, que no hablo de mí… ¡Hablo de Martí!
- Martí, lo fuera, o no, si supo hacer de la tolerancia un valor común. Justamente porque se dio cuenta que era un alma letal contra el caudillismo, cuyo mal sigue con igual ardor arraigado en las filas de la oposición actual. En la cual casi todo el mundo se cree un librito pensante y las órdenes van y vienen desde las direcciones más diversas. Lo que conlleva a que de todas formas sigamos divididos, sea cual sea el número de acciones llevadas a cabo, dentro o fuera de Cuba, hoy aún solo se vean grupúsculos, por aquí y por allá.
Justo por causa de la desunión y la falta de unilateralidad de criterios estratégicos. Pero sobre todas las cosas, de un líder enaltecedor como era el caso propio del Apóstol, Impetuoso y claro, pero a la vez tributario, benefactor y relajador de tensiones entre las diferentes tendencias. Y garante de la correlación de fuerzas necesaria a todo éxito político-militar de masas.
- Recuerdo para terminar este ensayo su famosa última carta a su entrañable Lugarteniente-General Antonio Maceo y Grajales, pidiéndole de poner, por un momento, de un lado, el decoro patriótico personal y de olvidar el duelo a muerte pactado con Flor Crombet. Para, con algunos ingresos aportados por los revolucionarios de Tampa y sus propios ahorros personales, poder pagar las deudas de los ciudadanos cubanos exiliados en la Republica Dominicana. A justa condición, de que el Titán se enrolara con su tropa en la invasión, en el mismo barco, el día previsto en su manifiesto.
Pero para no perder el concurso de ninguna de las dos piezas claves de la guerra necesaria, ya que Maceo sabiéndose el mismo en la pobreza y conociendo el contexto general, sabía que no obtendría más dinero de la parte de sus donantes, le pedía más dinero a Martí con el objetivo de organizar su propia flota invasora, cosa a todas evidencias muy complicada de realizar en el momento oportuno. Ya que fue en definitivas Crombet, de quien Martí en una ocasión dijo: “Flor tiene un noble corazón, un juicio sano y piensa como pienso yo sobre los futuros destinos de Cuba”. Quien finalmente pudo organizar la expedición. Por lo que el Maestro le pidió casi como exigencia gentil, a Maceo, de que aunque fuera por el justo tiempo del desembarco, se pusiera a las ordenes del post-mortem nombrado Mayor General Flor Crombet. Justo por el tiempo en que el, acompañado del General de Generales, el gran hermano y patriota dominicano-cubano Máximo Gomes, llegaran a Playitas. A lo que este respondió que sí, aceptándolo con su supremo decoro, aceptando de subordinarse a un subordinado y contrincante personal desde la conocida Protesta de Baraguá, lo que no quería decir que fueran enemigo de causa cómo le profirió el Poeta. Lo hicieron justo para que el plan de guerra del futuro Presidente de la Republica en Armas, no muriera en la nada antes de poder concretarse.
Les había dicho lo que tanto el recalcó, que su idea suprema y paradigma de batallas, era la libertad incondicional de Cuba y la puesta en marcha de una Republica cuyo sistema de valores fueran más allá de la ruda lucha de partidos y de clases sociales. Y que sirviera al interés supremo de cada hombre y mujer de este universo, que es vivir en paz en su tierra. Y por supuesto, tener excelentes relaciones con sus vecinos,
pero para ello hay que ajustarse a los quehaceres del vecino y que este se adapte a los nuestros, para poder exigirle que nos entienda hasta el mismo punto en que nosotros lo entendemos. Base de la correlación relativa de las fuerzas comunes y de la vida en sociedad, hecho que en presente se desconoce.
Pero no es por lo filo-científico y abiertamente abstracto del caso, que a Martí no se le debe pensar, imaginar, ni mucho menos tildar de comunista. Defiendo mi criterio sobre el punto vista de que él era más que un hombre estrictamente implicado en la causa independentista de su patria. Que eso si, explicaba de igual manera el bienestar y la buena conducta ciudadana, cómo valores ajustados, claves a la universalización de una sociedad humana más justa, económicamente viable y políticamente estable.
En fin, para aclarar, hay que evitar conclusiones que vengan a embrutecer y confundir a todo aquel que quiera un día basar sus estudios filosóficos sobre el pensamiento del Maestro. Lo complicarían todo. ¿Y para qué? Para que después los pobres, o se dieran cuenta rápido de las insolencias dichas en estos tiempos, solamente leyéndolo y descubriéndolo a la letra página tras página. O para que busquen en sentido inverso y que con los palos que recibirán se den cuenta, que Martí no contó ni la mitad de las cosas que Castro nos ha hecho ver. Y que muchas veces sus conceptos nos han sido mostrados subliminalmente hasta a la inversa de lo que el maestro en realidad postulaba. Pero también para aclararle a su pueblo devoto, que muere ansioso por no poder liberarse, que él nunca hubiera permitido los atropellos políticos y sociales que los comunistas han hecho, permitido y aun siguen haciendo. Por lo que a todas luces quedamos convencidos de que Martí no hubiera nunca sido comunista.
- Ah, se me olvidaba contarles, que después de su desembarco en Cuba, cada cual tomó su rango militar y civil. Y por supuesto que a Martí lo nombraron en asamblea constituyente, Presidente de la Republica en Armas. Cosa que al parecer de la historia no le gustaba a todo el mundo, aunque por derecho propio él se lo había ganado. Por lo que no quedaron dudas de que aquello, el único que pudo hacerlo posible y coordinarlo completo, fue el, con su trabajo abnegado y diario. Que es en fin de cuentas lo único que justifica el cumplimento del sueño. Y hasta parece que aquello no tuvo para nada la pompa que merecía un acto para tal homenajeado. Pero nada de esto importó al Maestro, ya que al día siguiente, su entrañable hermano y amigo de armas, alma y decoro, el bien llamado Titán de Bronce. Su Lugarteniente General Maceo, hombre de descendencia humilde, pero pulcro, de vasta mente y soldado fiel desde el fondo. Salido de las filas del pueblo y sin los tantos títulos pedagógicos y diplomáticos acreditativos de la nobleza magistral del Apóstol, lo recibió en su campamento de guerra, rindiéndole sus merecidos honores militares y civiles. Que sonaron como el agradecimiento supremo por toda su vida y obra al servicio de la  independencia. Su amigo y compatriota sabía bien que era necesario hacerlo, justo para que el Ejército Libertador entero, supiera que la futura Republica civil de Cuba, ya tenía su Presidente. Que era a su vez, su Comandante en Jefe y creador de aquella gesta libertaria, justa en lo que a gestos, empeños y sentimientos concernía. Y él no lo imploró, que es lo mejor que tiene el caso. Ni Maceo tenía otro interés en hacerlo, que no fuera el de reconocerlo con el rango debido, dándole el mejor homenaje a la estampa viviente del único líder que podría mantener unidos a todos los cubanos. Recordando que todos se habían enrolado bajo la bandera Martiana y no sobre la cubana.
 El Poeta murió sin poder cumplir su gesta, aquel día lluvioso en que Dos Ríos pasó del estatus de territorio desconocido y de nadie, a convertirse para la posteridad en estatua eterna de nuestro Héroe muerto con el machete en la mano. Con el también murieron muchas de las esperanzas de ver aquella enorme republica con la que soñó y que nos proponía. Y hasta su tan preparada guerra estuvo a punto de caducar envenenada por el caudillismo y las pérdidas entre otros de Crombet, más la insustituible caída en combate del Titán de Bronce, cuyo legado hoy nos honra más que a cualquier otra identidad, ya que en su estampa mulata se consumieron todas. Que fueron dejando a Gomes solo en la contienda junto a otros cuantos más que no miento para no alargarme. Y que culminó con la entrada de las fuerzas americanas por Santiago de Cuba, dando por completo al traste con los ideales libertarios y profundamente independentistas que habían guiado la guerra del 95 y que el Mayor General Calixto García, vio escapársele.
- Y bueno todos conocen lo acaecido después de un poco más de medio siglo XX, vivido bajo la egida de gobiernos los unos más así, o más asá que los otros, corrupción y dictaduras militares sangrientas incluidas… Hasta que un día llegó el Rey el León de los engaños semánticos, se hiso pasar por el heredero del Mesías Martí; y desde aquel entonces, la historia es como hoy concluye… ¡NEFASTA!
- Por lo que no quedan dudas que, El Maestro Martí, El Apóstol de América, Pepito Ginebra, nunca hubiera sido comunista, ni le interesaba vivir portando a cuestas una pluma poética, cual cruz, ideológicamente errada.
¡YO PIDO POR CUBA!

Al horisonte de un sueño-2

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