sábado, 31 de enero de 2015

– Las crónicas de esta tierra en mi otra lengua…

In Paris, France. by Ariel Arias
 Acá donde se gana el habla y se valora la palabra como merecida y practica, las lenguas cortas y largas entre los dientes resbalan liberadas. La arquitectura es tan alta en las ciudades, como extensas las praderas y las riveras kilométricas, sin que de saltos se caigan sobre mareas y playas. En las noches cuentan estrellas y en las tarde cuando nieva, bajo sabanas se quedan calentándose a sabiendas que vendrá otra primavera. Se han inventado maneras para tratarse sin fuerza, se da la mano en la puerta y al volver se dice buenas, quiere usted la copa llena, o se la servirá en la mesa; y al vapor resiste a voz la diferencia.
 Acá mismo hay razas sueltas intentando hacer madera con las semillas de sus cuentas, alejados de sus tierras hay centenas, los extranjeros que penan saben bien que es a consciencia. Acogen hasta a Magdalena y lloran cuando llora ella. Y cuando pintan no olvidan de delinear noches negras, ni de adular la luna llena loca bordada de estrellas. Son tan fríos como piedras y sus defectos y metas no están claros en la agenda, la hipocresía y la delincuencia hacen más daño que el ebola. Hace poco en una imprenta vimos masacrar a las letras entre dibujos de prensa, pero si alguien se recuerda, no olvidará tal condena.
 Acá en lo oculto se piensa y en publico se respeta, la vieja historia que cuentan tienen de real y cierta y de maravillosas juergas. Se fue esclavo en otras época, pero se es menos en esta. A los gobiernos que cooperan se les elogia sin pena, a la política incierta se le critica sus tretas, a las extremas que intentan se les velan sus rarezas. A los reyes sin cabezas los dejaron los que pelan; y a la divina bohemia, la encantan para que venga y vuelva. En el arte son quimera cual cultura de leyendas, en el deporte cimeras son las victorias que legan. Y educados a la fuerza, aunque diste de ser excelsa, todos reconocen la escuela y la frecuentan.
- Y no digo que allá afuera, cosas mejores no crean, pero acá se saber hacer la panetela…
Splendid — at Bastille, Paris. by Ariel Arias
 Se discute, se pelea, falta el empleo y la moneda, se promete sin que sea, existen malos grumetes y marineros que reman. En los puertos los veleros se recrean; y lo en lo hondo busques pescan ostras frescas. Cena bien quien todo tenga y los demás comen mierda, pues ya ni las tripas pegan en despensas. Porque la tierra aunque seca aún se arrienda; y cierran bancos que quiebran. Pero acá igual se encomienda, se aspira a nuevas cosechas, se cultivan uvas tiernas y al recogerlas se desechan pretensiones, e impurezas. El puedo tiene su peso y más valor que el dinero, pues en la esencia del pueblo, se afinca el futuro éxito.
– Y resumiendo, si existe el francés pequeño es porque le inculcaron miedo escénico; y porque nadie es perfecto, ni acá adentro, ni allí donde sentados leen con seriedad mis criterios…
― Acá en la tierra del lema la lengua embruja la flema con la magia de su acento, cual esta crónica en versos deducida como ejemplo del modelo, de la Francia de estos tiempos.
- ¡Mi otra lengua pues la entiendo; y mi otra tierra, porque sin rendir me acogieron!
Ariel Arias
 SITIO WEBhttp://www.ariaphotographe.com

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