jueves, 8 de noviembre de 2012
¡Aun me queda la esperanza!
Si las ultimas palabras que yo escuchara al llamarte,
fueran siempre un yo te amo, te colmaría de ramos
de rosas rojas y blancas. Amarillas y azuladas,
rosadas y hasta naranjas, dulces y vitaminadas. Con
hojas verde esperanza y las espinas cortadas; porque
tus heridas bastan, a quien la felicidad te traiga…
Y yo te la doy regalada a manos anchas.
Si las ultimas palabras salidas de tu boca santa,
fueran amor me enmudeces las entrañas, te dibujaría
una estampa en el Edén de tus ganas. Y florecería
tu alma como una rosa callada, que me destila
descalza los aromas de su falda. Que me encanta
madrugadas; y yo le canto hasta el alba…
Si las ultimas palabras que al partir me dedicaras,
fueran no vuelvas mañana, al lagrimal y a la
almohada los despediría con saña. Y partiría de
parranda, para olvidar cuando hablas. E imaginaria
las tablas y las formulas de tu crucigrama; y
resolviera la trama y regresaría a mostrártela.
Y te abrigaría entre sabanas y al besarte te haría
aguas; y te despertaría borracha, ensimismada y
volcánica. Y te haría el amor las mañanas, las
tardes, las noches y las madrugadas; y la semana
pasada, presumirás de tus albas. Y si tus ultimas
palabras preguntaran si te amo más que a nada.
¡Respondería con el alma; y te quedarías callada!
Y en velo rosa gitana sonreirías disfrutándolas,
florecida y realizándote; porque mi mirada basta.
Sin tu última palabra, aun me queda la esperanza.
Picture Anne Devarenne by Mary Paquet.
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