Que vida llevo sin pedirla me dijo un amigo un día
al sentarse sobre una silla de cuatro patas partidas,
ya estoy cansado de ella y no me aguantan las
piernas. Quiero vivirla más bella, sin tantas penas
violentas. Sin torturas, sin lamentos; con vergüenza.
Con sus rosas con espinas que la existencia me
inspiran, pero sin peros ni alergias a la felicidad y a
la espera. Con sus aromas, con sus esencias, con
lágrimas vertidas nítidas y no con retoricas ligeras; y
sin la sinrazón que exaspera mi paciente inteligencia.
Quiero cortarme las venas para con sangre hecha
tinta dibujarte una escena pistoresca, quiero que
escuches y leas la pagina de mi tragedia y no juzgues
conveniencias. Pues mis temas de consciencia son mi
esfera y mi universo de firmezas; y las letras de mi lema.
Que en mi cabeza dan vueltas sin movérmela.
Mis principios y estrategias, mis sinsabores y sin
maneras. Mi buena fe y mi nobleza y el desamor que
me condena a la tristeza por no ser un ser cualquiera,
por no creer lo que esperan los profetas. Por no
sumirme ante las fieras, por no plegarme a la cuerda.
Por no clamar vuestra alteza sírvase la mesa llena; y
olvídese si no queda, aunque mi hambre sea cruenta.
Quiero cambiarla me dijo, pero no hay otras más
buenas; y si las hay, aunque quiera yo tenerlas no
soy de ellas. Llevo una vida que vaga con rumbo
derecha a izquierda; y en solitario a la almohada me
apego en las noches largas, a soñar con la esperanza.
Quiero cambiarla me dijo, pero si el destino me aplica
el adjetivo preciso. Si me acepta el soy ejemplo y no
predico. Si me asiento, si me vuelvo al precipicio y ya
dormido me deslizo al infinito de un abismo colorido;
y te invito. Y si no vienes no hay problema, yo me tiro.
Y en el cielo seré libre como quiero, ingrávido como
mi ombligo endurecido; y feliz de al fin volar en Fénix
mítico. De sentirme un verso lirico vivido, de surcar
el aire azul verde delirio; y posarme en el jardín de
los idilios, en el nido en que nací y donde revivo…
A escuchar los trinos susurrados por el viento, los que
el tiempo que ha pasado aun no ha traído. Y a ser
cimiento de un nuevo ciclo prolífico, sin adivinos ni
mitos. A ser quien soy sin olvido, sin olvidar que otros
viven mientras yo existo; y a respetar lo que han dicho.
Y así se fue, tal como vino; a buscarle al corazón
otros motivos. A pintarse una ilusión en sangre tinto,
a contar por qué al adiós nunca volvimos. A buscarse
algún amor tras sol y pinos, a cortar la rosa roja de
su signo; y a plantarla en el jardín de los idilios…
Quiero cambiarla me dijo; quiero ser libre al dedillo.
Ayer lo vi, se echó al camino con motivos definidos;
siempre los mismos, los de su estilo, con sacrificios.
al sentarse sobre una silla de cuatro patas partidas,
ya estoy cansado de ella y no me aguantan las
piernas. Quiero vivirla más bella, sin tantas penas
violentas. Sin torturas, sin lamentos; con vergüenza.
Con sus rosas con espinas que la existencia me
inspiran, pero sin peros ni alergias a la felicidad y a
la espera. Con sus aromas, con sus esencias, con
lágrimas vertidas nítidas y no con retoricas ligeras; y
sin la sinrazón que exaspera mi paciente inteligencia.
Quiero cortarme las venas para con sangre hecha
tinta dibujarte una escena pistoresca, quiero que
escuches y leas la pagina de mi tragedia y no juzgues
conveniencias. Pues mis temas de consciencia son mi
esfera y mi universo de firmezas; y las letras de mi lema.
Que en mi cabeza dan vueltas sin movérmela.
Mis principios y estrategias, mis sinsabores y sin
maneras. Mi buena fe y mi nobleza y el desamor que
me condena a la tristeza por no ser un ser cualquiera,
por no creer lo que esperan los profetas. Por no
sumirme ante las fieras, por no plegarme a la cuerda.
Por no clamar vuestra alteza sírvase la mesa llena; y
olvídese si no queda, aunque mi hambre sea cruenta.
Quiero cambiarla me dijo, pero no hay otras más
buenas; y si las hay, aunque quiera yo tenerlas no
soy de ellas. Llevo una vida que vaga con rumbo
derecha a izquierda; y en solitario a la almohada me
apego en las noches largas, a soñar con la esperanza.
Quiero cambiarla me dijo, pero si el destino me aplica
el adjetivo preciso. Si me acepta el soy ejemplo y no
predico. Si me asiento, si me vuelvo al precipicio y ya
dormido me deslizo al infinito de un abismo colorido;
y te invito. Y si no vienes no hay problema, yo me tiro.
Y en el cielo seré libre como quiero, ingrávido como
mi ombligo endurecido; y feliz de al fin volar en Fénix
mítico. De sentirme un verso lirico vivido, de surcar
el aire azul verde delirio; y posarme en el jardín de
los idilios, en el nido en que nací y donde revivo…
A escuchar los trinos susurrados por el viento, los que
el tiempo que ha pasado aun no ha traído. Y a ser
cimiento de un nuevo ciclo prolífico, sin adivinos ni
mitos. A ser quien soy sin olvido, sin olvidar que otros
viven mientras yo existo; y a respetar lo que han dicho.
Y así se fue, tal como vino; a buscarle al corazón
otros motivos. A pintarse una ilusión en sangre tinto,
a contar por qué al adiós nunca volvimos. A buscarse
algún amor tras sol y pinos, a cortar la rosa roja de
su signo; y a plantarla en el jardín de los idilios…
Quiero cambiarla me dijo; quiero ser libre al dedillo.
Ayer lo vi, se echó al camino con motivos definidos;
siempre los mismos, los de su estilo, con sacrificios.
Picture by Ariel Arias.
Web du photografe: http://500px.com/ariasphotos
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