jueves, 27 de junio de 2013

Los versos que quiero.

Quiero escribir unos versos que le peguen a cualquiera, que quienes quieran cogérselos se los lean sin misterios y les entiendan su esencia. Quiero llenarlos de besos de saludos y de abrazos para amigos y contactos; y para todo aquel que los quiera.
Quiero montarlos a caballo por un camino empedrado, para que anden descalzos cuando la noche haga estragos y el dolor los cunda en pánico. Quiero llevarlos caminando hasta unos prados mojados por el rocío de mil rayos; y allí dejarlos acostados y descansando sus años, bajo aguaceros de mayo…
Quiero darlos emocionado y entonarlos enamorados en una noche de cantos. Quiero inspirarme gozando y escucharlos susurrados a mariposas de campo. Quiero tocarlos al piano como notas de un Sol vago, que se alumbra en un cielo alto entre dos cerros nevados; y como bajo sonarlos, con estos dedos de mago…
A pentagrama rasgado, por melodías de encanto…
Quiero que el tiempo les sea largo por algún libro encerrados; y en libertad sin contrarios, quiero que anden despacio.
Y en estantes hace años quiero que se sepan guardados para que vengan a ojearlos. Y en un ataño dejarlos como un olvido buscado porque hacerlo es necesario. Para que vivan soñando con mañanas de verano que les concedan milagros; y una existencia sin plagios.
Y en compromisos osados les daré baños de engaños que los liberen de miedos, para que no se queden parados cuando lo malo haga daños; y en lo oscuro se vea rosado un firmamento precario, sin estrellas por los aleros.
Y en apurados relámpagos mi vida se irá llorando de este mundo atribulado. Se irá muerta de cansancio a encontrar su enamorado en paraísos de rayos. A entenderse como pueda con algún duende temerario que me la regresé desde el cielo sonriendo; armada de versos sanos, y de prosas sin veneno.
Quiero escribir unos versos que le peguen a estos tiempos, que solo transmitan consejos llenos de amor y de sueños. Y me inspiraré al hacerlos cuando mi vida ande en ellos, sin dolores ni tormentos.
Sin sentimientos malévolos y sin sentirme extranjero en un país de sujetos, donde un rey condena a fuego a todo aquel que ande suelto; y viviendo como lo trajeron: Ecléctico el lenguaje y desnudo el cuerpo, abierto el pecho y cálido el hueco que se abre encendido al cielo.
Y llenos de amor por  dentro como estos mismos que hoy escribo y que ahora leen sonriendo quienes han querido cogérselos; al entender lo que digo, en ironías y aforismos.

Picture By Ariel Arias

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