Los Grandes Seres, son claro está, conocidos en el susodicho gran mundo, pero la mayoría de las veces ellos no pertenecen ni a este, ni al mediano, ni al pequeño. Ni los frecuentan con frecuencia, ya que viven estudiando y trabajando arduo. Ni con frecuencia aprueban sus proezas y dilemas, aunque reconozcan la maestría de sus osadas inteligencias y maneras para lograr las metas dadas. O la miseria de otros que no hayan podido quitársela y mucho menos ocultarla entre fanfarrias. Y no es porque les dé lo mismo, pero porque saben que la tolerancia es la mejor de las capacidades de la inteligencia seria; y que la envidia es una tragedia pérfida, que termina por excluir a todo el que se crea Cesar. Entonces, estos igualmente aceptan las reliquias que han conseguido quienes buscan la gloria, colmándose de una existencia opulenta.
̶ ¿Y que se piensan, que la riqueza no trae tristezas? – Se dicen y preguntan cual profetas de la existencia…
Digo esto porque justamente cada vez que leo, o debato sobre la personalidad de algunos de estos seres, de los que me interesan claro está, ya que cada cual se hace la idea que quiere sobre la trascendencia humana y de los ideales aportados. Pues noto que tontos no fueron, o no son, por lo menos la mayoría de los que a diario mencionamos. Pero sí que casi todos ostentan, a pesar de las influencias y del poco o mucho poder que en un momento dado hayan conseguido tener, o utilizado para lograrlo, el cuño de los seres humanos normales. Ni menos, ni más, ni a medias. Predicando con el concepto de que nadie piensa igual, pero que todos merecemos; ¡si hemos hecho bien para tenerlo! Ya que todas las especies del planeta están ligadas por igual a la tierra, hecho por el cual estamos igualmente obligados a respetarnos y a entendernos, entre todos. Ya que las demás especies se entienden mal o bien entre ellas, pero como la naturaleza no es ajena a la idea de la coexistencia, ellos se centran en esta y la vuelven materia. Y es por eso que el mundo entero los admira, porque por todos lados hacen entender, pensando, que el derecho es obligado respetarlo.
Qué lo importante es ver claro y no ser esclavos de pasados, ni de amos… ¡Ni tímidos al presentarnos!
Que la pobreza sabe amargo; y que su flagelo es igualitario, por lo que no puede ser negado ni ocultado. Y que los escándalos conducen a los cambios necesarios, cuando calculando hasta el cansancio, sentimos que la educación hace milagros. Que no podemos bajo ningún concepto ser neutros, o proporcionalmente contrarios a la integridad del ciudadano clasico que habita en el anonimato. Y que solo reclama libertad, como acordado en tiempos, en que se firmaron los primeros pactos sobre la emancipación del ser y los estados.
Los demás son los románticos, los utópicos y los desenfados. Los políticos, los banqueros, los patrones y los obreros flemáticos. Los intelectuales, los ingenieros y los literatos. En fin, nosotros, los que a diario aquejamos maltratándonos por bandos. Aladino con su lámpara y los cuarenta ladrones del Condado. Y los magos, la niñez, la adolescencia, la soledad y los besos cárnicos. El sumo agrio del carajo, el sueño ácido y el sexo ingrávido. Los fieles soldados de mármol que el clérigo ha homogenizado; y los turbantes rezando embelesados a un Dios máximo. Nosotros lo que hasta al mesías matamos, juzgando, solo por daños y causándolos sin que nuestras consciencias rememoren lo que erramos. Con nuestros malos ratos y amándonos hasta el cadalso, empuñando el látigo proletario y deshaciendo el legado, que los genios y los sabios dedicaron…
̶ Cual réquiem al desengaño, por los años que la civilización ofrenda a diario; a un encaprichado Diablo…
Que ni los Grandes Seres han podido ahuyentar iluminados, porque Aladino vive en cuentos y no en sus barrios, porque solo con su lámpara se consigue lo deseado; y no frotando candelabros con un trapo…
Pensando a la dualidad del legado humano proletario, ricos y vestidos de paño cuando triunfamos y ganamos lo apostado; o pobres y mendigando hasta un trabajo, vueltos miserables cuadros posgraduados.
̶ De mal de pueblo azotados y esperando a que Don Quien venga a ayudarnos y nos aumenten el pago; frotando candelabros con un trapo domingos y días feriados, sobre una alfombra y bajo un árbol coitando.
Pero de Aladino ni el rabo, nadie ha volado tan alto sobre las nubes de barro, ni los extintos Reyes Magos.
Ni el Mesías que nos mandaron, ni los Grandes Seres cárnicos, pues el Diablo encaprichado es aún más grande y más trágico; y su torpeza un sentimiento que al nacer traen los sabios, los genios y los tiranos.
¡Que hasta la Paz ya infectaron; meditándonos cuales tratados!
[A Carlos Manuel Perfecto del Carmen de Céspedes y López del Castillo– Padre de la Nación cubana, en homenaje a la conmemoración, hoy, 10 de octubre del 2013, de los 145 aniversario del comienzo de las luchas por nuestra independencia. ¡Hoy todavía mancillada por un tirano de marras!]
Picture by Vincent Tessier
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Excelente maestro!
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