Se ha oscurecido ya el cielo después de un día casi negro,
de frías lluvias, de fuertes truenos. De rosas mustias, de
velos célicos y de capas de aguacero, de bomberos y de
fuegos que por los cielos ardieron, sobre los aleros de un
techo cenicero en rojo intenso. Y de silencio, de un infinito
silencio que se instaló en mis adentros y que me quemó
el cerebro hasta dejarme sin pelos y aún con sesos.
de frías lluvias, de fuertes truenos. De rosas mustias, de
velos célicos y de capas de aguacero, de bomberos y de
fuegos que por los cielos ardieron, sobre los aleros de un
techo cenicero en rojo intenso. Y de silencio, de un infinito
silencio que se instaló en mis adentros y que me quemó
el cerebro hasta dejarme sin pelos y aún con sesos.
Mi identidad se fue lejos a buscarse en pensamientos,
porque en los lares de mi cuerpo anda con frenos. Nada
me sale derecho ni aunque fabrique el modelo y estudie
a fondo el buen método para comprenderlo. Se fue a algún
lado de esos donde libre como en sueños se ve el destino
despiertos y al atraparlo caemos. En la fuente de los rezos
donde se besa durmiendo y al despertar nada vemos.
porque en los lares de mi cuerpo anda con frenos. Nada
me sale derecho ni aunque fabrique el modelo y estudie
a fondo el buen método para comprenderlo. Se fue a algún
lado de esos donde libre como en sueños se ve el destino
despiertos y al atraparlo caemos. En la fuente de los rezos
donde se besa durmiendo y al despertar nada vemos.
Se me escapó en un bolero cantando con amigos y ebrio,
en uno de esos bares bohemios que los viejos conocemos,
con la botella en el centro y a los lados todos vueltos
bailando como si supiéramos, locos ritmos contra cuerpos
de las mejores modelos. Me quedé solo con ellos y se
escapó por un hueco hacia la tumba de mi abuelo, se sentó
a escuchar sus cuentos y me dejó a mi sin verlo cadavérico.
en uno de esos bares bohemios que los viejos conocemos,
con la botella en el centro y a los lados todos vueltos
bailando como si supiéramos, locos ritmos contra cuerpos
de las mejores modelos. Me quedé solo con ellos y se
escapó por un hueco hacia la tumba de mi abuelo, se sentó
a escuchar sus cuentos y me dejó a mi sin verlo cadavérico.
Mi identidad se hizo añicos con las mordidas de cuero que
ante el sepulcro le dieron otros muertos, quizás no tenga
que verlo pues tendría que entender que ya no existe, que
bajo tierra el silencio es un presagio más triste que las horas
que se viven. A un muerto en vida un momento taciturno
lo revive; y me escurrí entre los pechos de la Diosa de los
huesos con anticuerpos, que se eternizan en el recuerdo.
ante el sepulcro le dieron otros muertos, quizás no tenga
que verlo pues tendría que entender que ya no existe, que
bajo tierra el silencio es un presagio más triste que las horas
que se viven. A un muerto en vida un momento taciturno
lo revive; y me escurrí entre los pechos de la Diosa de los
huesos con anticuerpos, que se eternizan en el recuerdo.
Y cuando me estalló el cerebro me vi rascándome el pecho
ante un tablero, renegociando el remedio de la identidad
de mis criterios. Redefiniendo los nuevos y albergando la
esperanza de ver mejores los vuestros. Abrí los ojos, vi
que el humo invadía el cielo, lancé una mirada al techo y
por mi ventana vi en fuegos un alero no tan lejos, sentí la
lluvia de invierno y me cobijé en silencio a escribir versos.
ante un tablero, renegociando el remedio de la identidad
de mis criterios. Redefiniendo los nuevos y albergando la
esperanza de ver mejores los vuestros. Abrí los ojos, vi
que el humo invadía el cielo, lancé una mirada al techo y
por mi ventana vi en fuegos un alero no tan lejos, sentí la
lluvia de invierno y me cobijé en silencio a escribir versos.
- Y con el corazón abierto y en buen estado, firmé estos.
Diseño Vincent Tessier
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Bellisimo maestro !!
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