miércoles, 23 de abril de 2014

La Cantaora.

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La recuerdo en cada oda haciendo voces sinfónicas,
tarareando, o cómo alondra y cual sirena silbando
victoriosa. A pura garganta y boca, las más altas, las
que asombran, cual Diva las daba todas. Y yo extasiado
sobre la alfombra, escuchaba su respiración
melódica, viviendo instantes de gloria creadora…
La Cantaora, su voz divina la afinaba majestuosa,
conmigo a solas encantada abría el balcón desde la
alcoba. Y a las flores más dichosas les roseaba sus
aromas; y cuando movían sus corolas, sus  esencias
brotaban con olor a todas. Su garganta honda sangró
hasta en la Opera, clamando a capela mis prosas.
- ¡La Cantaora, bella ninfa y musicóloga…!
Las madrugadas las pasaba gorgojeando cual paloma;
y en trino en serie a la aurora gemía cual devota
caprichosa. La malvada, la pastora, la abeja reina, la
loba y la oveja vuelta ropa. Me ondulaba desnuda y
oronda, o vestida de encaje negro. Y yo mostrándole
el cielo, me iluminaba en su firmamento amaneciendo.
- Escuchándola cantar boleros junto al fuego; y
orquestar un coro en mezzo a lagrimal boquiabierto.
Pues yo hecho pluma y tintero, cada vez que abría
la boca escribía un beso; y se lo daba con versos,
al comenzar cada estrofa de un soneto. Y me
lavaba los dedos, con la saliva de sus labios
trovadorescos. Que al describirla mordiéndoselos,
lloraba gotas de rezos y lagrimas de yo te quiero.
Y terminaba el momento suspirando cual soprano
en un concierto; y yo aplaudiendo su esmero. Y cual
trueno surcando el techo se oía su voz sonriendo,
invadida por sus cantos en arpegio, que vivía en
orgasmos lentos. La Cantaora, se marchó un día
en silencio y nunca más ha vuelto a mi ateneo…
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Pues perdió el habla agitada y gritando a puro nervio,
en contracto y con la lengua por el suelo. Por qué las
cuerdas de su bajo resintieron, cuales espejos erigidos
frente al viento. Frustradas creo porque al sol pasó un
día negro. Que en mi el deseo reventó sin sentimientos,
porque al solfear desafinada, caló cual tempo patético.
‒ ¡La Cantaora, rara voz, sin pentagrama en el pecho!
- ¡Nunca escuchó mis deseos, ni le dio oído a mis versos!

Diseños de Daniel Acebo Rodríguez
Foto de Acebo
Humorista gráfico, Pintor y Diseñador.
Sagua la Grande, Villa Clara, Cuba, en 1966.
Graduado de la Escuela de Bellas Artes de San Alejandro, la Habana en 1986.

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