sábado, 23 de mayo de 2015

― Altos, bajos, recuentos…

los dragones del Carmen Parranda — in San Juan De Los Remedios, Villa Clara, Cuba by Ariel Arias
 Desde arriba se ve un vacío tan hondo como un viejo pozo, con recovecos y recodos, rampas, agua y mar con fondos tan rotundos como lógicos porque deshielan los polos. Se ve a ovejas en el lodo tejiendo con conos rotos, se ven las ristras de ojos colgando en el manicomio. A la ignorancia, al puro royo y a los profundos metódicos embadurnados de oro, bañándose en un charco atómico, enunciando evolución y desarrollo en los zoológicos.
 Se aborda al morbo con sus súbitos antojos contenido abriendo poros y endiablado ante demonios gélidos golosos. A la chusma y hasta a las culpas y oprobios y las mentiras y forros, que amargan al bien de todos. Desde esta esquina del jolgorio se entiende a mudos tortuosos conversando con sus otros, con ellos mismos y si los escojo es para probar que pronto los escucharé gritando cómodos, frente a hordas de oídos sordos, con tímpanos pero temerosos.
 En laminas repican potros galopando por el campo rojo que lleva al Monte Devotos, donde nadie arruga solo, el amor no aumenta su costo y no se es tonto. Las rutas de los abejorros que liban polen florido sin resentirse por sus robos, cuales malditos bandidos que se sirven ellos mismos, a sus anchas y al dedillo en los fondillos de los listos. Las autopistas, los globos y las piedras de caminos erigidas en castillos, refresca el aire y se añoran los pinos de los picos.
― Las prosas traen adjetivos y los quejidos sufridos, empobrecen y descosen los bolsillos…
 Se agrupa el viento y los trinos en coros de pajaritos peregrinos, crujen los motores  asentando los silbidos y los ruidos coloridos de los bardos de domingo. Las sensaciones, los pitos, los sopranos, los barítonos y hasta los ritos divinos de los espíritus bíblicos. Se confunden luz y sombra con sonidos, calan en tempo las notas del latir de los ventrículos,  se va al sentido del giro y cuando el sol aún no ha salido se le da a la luna besitos. Por sus huecos, por los cuartos, por el piso.
– Y mientras aúllan los gatos y duermen los vecinos en un silencio prolífico, desde mi alero encendido paso la pagina del libro y caigo en el capitulo preciso. Justo al final de lo visto, el mismo que quise esgrimir por ser distinto… « Titulado ― ¡Tu destino está ya escrito…! »
― ¡Y a solas pido que sea justo lo leído, solo el recuento descrito, que cierra y tira lo dicho, inspirado en lo vivido!
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