Brizas de otoño me llegan, se cuelan en mi cabeza y porque del sol se refresca, estas la enredan. Y las nostalgias se empeñan en hacerme pensar que ella, no regresa.
Brizas de otoño, que legan fraguas viajeras, que no consuelan estrellas. Brizas de otoño, que dejan sin limites fuerzas, pues sin verlas, solo sintiendolas, la luz opaca y se aleja.
Brizas de otoño, para almas regias devotas de la inocencia. Brizas de otoño que me marean y me dejo las gafas puestas, para que mis lagrimas no se vean, pues no cesan.
Brizas de otoño, fuego, madera, una botella, dos copas, humo, velas: y en una alcoba, yo y ella. Brizas de otoño, melodías viejas, triste recuerdo, nubes, condenas; y un solo sordo.
Brisas de otoño que comienza, aires me celan, lagrimales que no secan pensando en ella, rogando al delta que la nostalgia no vuelva si antes no llega, a este frío día, la lluvia fresca.
– Que premiaría, si me calienta…
– Brizas de otoño, año que aqueja, que entre las brumas se aleja sin que ella vuelva, cual luz de estrella viajera. Brizas de otoño que apenan vidas, que al caer las hojas muestran.
― Cuales sombras de un cruento morbo, sobre cartas amarillas, olvidadas por la tinta…
– ¡Aires…!
LLÉVATE TU EJEMPLAR DE
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