– Y me dijo, cuando hablamos, hace años…
Lucha siempre por ti, por tus compromisos y sueños y por tus intereses y deberes, recordando que un ser humano solo se siente completo y bien acompañado, cuando además de realizado, ama y sostiene a todo el que lo necesite y merezca, que pase por su lado. O recuerda que tu madre te amamantó cuando aún valías dos centavos y cabías en un pequeño camastro, cuando aún no podías dar pasos y te asustaban los rayos. Y que tus deseos y reclamos, sólo se comprendían llorando y gritando alto, sin tan siquiera pensarlo.
– Y no apenes por menesteres que bombillos no son astros, ni un pezón vive excitado en solitario. Y no reniegues, pues caminos minados por contrarios, hasta en paz hacen daño.
– Se tu mismo y nota a diario, qué cambios y desengaños, no son tan malos…
― ¡Da tu mano, sigue andando y espera los resultados, olvidando, que te sabrás recordado!
– Y hace algún tiempo le extraño, no su pezón ni un carajo, pues desde niño he labrado mi destino acariciandoselo, a sus consejos y regaños, extirpandome defectos y malos hábitos…
– Para ser un hombre sano y realizado, diestro enemigo del diablo y depredador de santos, tal y cual mi madre me lo inculcó amantandome, hasta que me harte de dar la mano, claro.
― ¡Pues ni amar es obligado, sobre todo si es para engañarnos, si ni el pezón vive excitado!
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