Los que esperaban respuesta sepan que la Cenicienta corrió con las botas puestas cual doncella que desean, que se quitó una en la puerta para que corriera tras ella y se la diera sin pena. También su cesta de fresas, los tubérculos de pimienta y la falsa de su suculenta cena. Sus medias tiras mineras bordadas con finas perlas, sus dentales rojo muestras y sus trenzas eva. Y que escondió en su cartera una pierna entera extra, del jamón de la verbena.
Que loca muchacha esa que no previó la carrera, se quedará sin reserva pues no salí detrás de ella, puesto que aunque no sea de alteza a la cabeza no se le deja cual corona, pues piensa. Y desbocada Cenicienta rodó en cáscara y amnésica hasta el fin de la escalera, se arañó su rostro de flecha perdida por la marea. Se partió sus uñas ternas, se le corrió la faceta; y allá abajo si la vieran cojeo hasta la esquina ciega y no se inquieten, quedó ilesa.
– Y la leyenda lo atesta, la olvidaron en escuelas y ni las abuelas la recuerdan, pues quien neurona no tenga tampoco tendrá sus letras, porque no tiene Poeta y ha perdido la cabeza.
– ¡Mujer esclava, solo sueña…!
Por si aún a otras deshielan, sepan que BlancaNieves, ahoga en piedra. Por el Yeti de su aldea dejó a los enanos a la espera y se fue a calentarlo, de juergas. Bailó, cantó, fumó hierba, se iluminó al polvo ecléctica y en la noche, ya de vuelta, se puso a contar estrellas, sola sentada en su acera. Y que su madrastra perfida trajo manzanas y peras infectadas con restos de placenta seca y jugo de sus muñecas; y a una otra, siempre se dijo, la más vieja.
Fue culpa de ella esa escena, pues quien persigue quimeras termina de estatua hecha, o en las vitrinas de tiendas vestida para que la vean, pero tiesa, si alguien la puerta le cierra, al enterarse que regresa. Y cuando llegué yo a verla, la pobre si ahora la vieran, en una urna entre rejas, vive confinada, condenada a dormir en las cavernas y tener labios de piedra. Y hasta sus sísmicas venas han rajado el pedestal, que ahora gotea si suspira quién encierra.
– ¡Mujer esclava, solo sueña…!
Con la voz de Dulcinea en las tardes pasan cometas, hace de piel sus chancletas y en su limbo hay sal, esencias, cal en ramos de centellas con gotas de lluvias frescas, de aquellas noches de entrega, en el balcón y en la verja. Amor, gusto y flores nuevas, que en las mañanas conserva en su despensa. Gusta de lujos y de elegantes maneras, pero igual viste de torera, de Doña Col la Tolera y lleva siempre un poema en su libreta, de mis letras.
A los que sacan sus cuentas, vean, que frente a velas despierta, la nana se convierte en nena, conjurando en primavera para que la luz en otoño encienda, aunque se derrita la cera y el suelo se llene de esperma. Que el Príncipe y el Quijote, son el mismo hombre en cada época, de muchachón cuando empieza; y de rebelde, cuando comienza la experiencia. Y en cada pieza la escena se reitera, pues los amores que quedan, se cosechan.
– Que la dicha Dulcinea me contenta; y que los albores de aceras, ya no cuentan, solo ella.
Models Lorena Demay, Fatima Seghour
Photo/Artwork Eva Moreno BBGC– Copyright
Published in VOGUE ITALIA
Pictures courtesy of Eva Moreno Photographiste in Paris, France
Web of the Photographer : Eva Moreno Photographiste: http://www.evamoreno.book.fr/
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BBGC – Copyright ©
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