Muchas personas disfrutan del placer que el amor procura, de sentir lo que hace ser y de vivir sin premuras las puestas del atardecer, en sus puertas, como en cunas. Sintiendo el tiempo en la piel y vientos que la luna escucha, sentados sobre una duna, mirando al cielo llover. El mal atrae el mal no el bien, el dolor da el padecer y el pensar justo, los cura. Las mentiras del saber, contra verdades conjuran. Las faltas por parecer, torturan, pues la fusta solo sirve a someter si el látigo se porta en funda de cuero de chanel, repujado para brujas.
Solo las personas que luchan no se cansan de entender, de aspirar, de retener, de hacer el bien por su bien, de no traicionar por ser y de intentar ser distintas, aunque no tengan poder, coche, ni jabón en gel. Y muchas de ellas también lo hacen sin que se sepa a quién, pero si regalan hacen ver lo que es tener. Cuando dan dicen después te quiero ver, cambiado por tu propio juez. Si algo prestan reivindican mío es, tuyo será lo que te des y no rumoran, no molestan, ni miden para que les den, pero si alguien es infiel, adiós querer.
– Y por qué yo vine a ver, si valer cuesta hacer bien lo que se es y no lo que se pretenda ser; y por qué no me vino a ver, si pretender que se es depende de quien se quiera ser, a la vez.
– ¡Voy pensando y si me escuchan, se dirán que mi locura, es profunda, pero culta!
Ahora recuerdo el papel que en mi bolsillo se estruja, meto una mano por el, la derecha pues es dura y hasta en lo oscuro hace ver, las loras y las lechuzas. Lo saco y abro otra vez, desenrolo el proceder de la fortuna con dicha, con respeto y merecer. Mi mano izquierda no apunta, el índice corta mi piel y la tinta me inocula, de cada rastro de ser que triunfa, aunque lo colmen las dudas. Miro bien por si me escuchan y preguntan qué creo hacer, por si me ven. Estoy rimando sin pluma, las elegías al deber, se les restriegan a la chusma.
– ¡Y por qué rima con dudas, la Chula, si Digna no se llama Justa, ni Encarna es Pura!
– Voy pensando y si me escuchan se dirán que mi lectura, de tan utópica es lúcida, que soy de esos que disfruta el placer que el amor procura; y creo que hago bien, pues me gusta…
– Meto de nuevo el papel y en mi bolsillo se estruja, me mojo y por un espejo escucho una voz que hurga, caballero, cabellos sueltos, es conmigo, digo por si me oyeron y dio miedo.
― ¿Señor, que busca, ha visto que llueve, lo llevo…?
― Y donde desee lo dejo y si arrecia me detengo, no corro riesgos, pues vivo sola y es lejos; y si lo pide me quedo y hasta parada me duermo y si más pide despierto y me le entrego…
– ¡Me oyeron, el hito suena a acierto, a lo lejos oigo los truenos; y consentido me acepto!
– Y si le gustan los sueños, la entretendré con mis versos, que hacen suspirar los besos; y lo demás no les miento, no fue tan solo un frío eco, me extasiaron sonrientes labios bellos…
– Hace bien rimar sin pluma, lloviendo, como leyeron; y da suerte, me oyeron. Pues el eco de la integridad atraviesa hasta el despecho concreto a solo nervios, a puro dedo y cerebro.
– ¡E igual me oyeron, me escucharon, me oyeron…!
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