Una barca subió el río ayer tarde tras las aguas y no vi a quienes viajaban pues la lluvia no dejaba acercar mi vista larga. Otra avanzó la mañana, removiendo cañabravas, hasta hacer croar las ranas y los gallos que levantan, con cantíos en la calma, al amanecer del alba. La tercera que ahora pasa quema su motor en baja, que aunque viejo nunca para, de tirarla.
– ¡Y las barcas no recalan, siguen rumbo a donde vayan, como si navegaran fantasmas…!
– Veo una vela en la distancia, regresar de donde traigan, las corrientes cuando bajan…
― ¿Será otra barca fantasma, o el Arca de la esperanza…?
– Pintada de verde algas y de azúl cielo que irradia, que vendrá a buscar mi magia sin historias de piratas, sin las penumbras que opacan, sin anzuelos, ni atarrayas; y con ancla.
– ¡Para llevársela, para llevársela…!
― ¿Será otra barca fantasma, o el Arca de la esperanza, que anuncia que vienen calmas…?
– Que se llevará mis faltas, a donde va el río que baja, de las montañas…
― ¡Para llevarselas, para llevárselas…!
― ¿Será otra barca fantasma, o el Arca de la esperanza, que viene a buscar mi alma…?
– ¡Para llevársela, a donde vaya, para llevársela a donde hayan almas, a donde se aman!
― ¿Será otra barca fantasma, el Arca de la esperanza, o la que espero con ansias…?
– ¡Para llevárselas, pues tengo tantas, para llevárselas, todas, en marejadas!
― Para llevárselas río abajo, para llevárselas y esta guitarra, hasta la playa…
– ¡Para llevármela, cuando me vaya…; y allá tocarla, mientras se baña, mi enamorada!
– ¡Para llevársela y allá escucharla, decir que me ama, tengo esperanzas, para llevárselas!
― Que sea esa el Arca.
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