domingo, 1 de marzo de 2015

― Las ironías del recuerdo.

La artilleria 1 — in San Juan De Los Remedios, Villa Clara, Cuba by Ariel Arias
 De predios donde no se acordaban ni del día anterior, ni del cimero, partían armadas de cuerpos designados sin desvelo, al destino de ser ellos. Y el pueblo despedía a su ejercito clamando al borde del puerto, ganen batallas, tengan méritos y griten alto que el eco, hará entender que vencieron. Que son ustedes, los necios, que vuelven porque revivieron. Y si perecen, leguen lejos, que aquí el olvido es quimérico y no enterramos a los muertos. Los enviamos en veleros a navegar hacia donde los lleve el viento, a mar abierto a sus restos.
– Al destierro, sin más peros, ni varadero…
- Y ustedes son vivo ejemplo, ironizaba el barbero, blandiendo su navaja en pelo, sin nervios, mientra la fiesta en el muelle traía en adiós marejadas de un horizonte sin almas.
 Y así existían con calma, sin sentir que la esperanza cambia su cara al frustrarla. Sin retar porque el albor faltaba, sin extrañar la mirada de las personas que amaban. Sin la divina nostalgia que relanza, sin rensillas, ni malacrianzas. Sin celos, ni bajos juegos y sin llorar por distancias. En fin, sin nada y daban sus caras a la soledad sin ansias en la que se reposaban. Sin dolores, porque matan, sin excesivas prestancias, dormían a dos sobre hamacas y encendían la madrugada con una luna de manzanas embadurnada en melaza.
- Con su fusta y su guadaña, que frente a un sol de naranjas se inmolaba en la desgracia.
― ¡Sin más metáforas, con sus palabras, se resignaban!
Artilleria San salvador — in San Juan De Los Remedios, Villa Clara, Cuba by Ariel Arias
 Y así atravesaron etapas, siglos, medios, temporadas. Se empobrecieron los centros, se cayeron las estatuas, las plazas se destruyeron y envejecieron sin canas. Ya ni el barbero pelaba pues la navaja en su cara se le quedó un día enterrada, escuchando un quien a hierro mata, paciencia que la vida es la larga, con el tiempo todo pasa y por pagar siempre se acaba. La luna se quedó sin falda y hasta el sol perdió las ganas, de dormirla al despertarse en la mañana galactica. Y del lodo quedó el agua, cuero y cabezas rapadas.
– Amnesicos como la marihuana, cual alergia al desconsuelo de la fama ya esfumada; y sin reflejos, cada cual por su camino en paralelo, arruinándose el cielo desde el suelo…
― Sin restos, pues lo vuelto es un espejos para ver la eternidad al ver que el sueño, fluye prescindiendo de lo ajeno; y del buen consejo, hecho, pues la dicha realidad se cree viendo.
- Y hoy una tarja los recuerda en este cuento poetico, “Aquí vivieron Los Célicos”, soplo el polvo y saltan pelos, “Los que viajaban huyendo”, reza al borde del sendero, en concreto.
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